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La ansiedad es una de las emociones más complejas y poco comprendidas, lo que lleva muchas veces que si intensidad aumente hasta terminar en ataques de ansiedad. En esta entrada te muestro los miedos más comunes que tenemos las personas.

“Me va a dar un ataque al corazón”

Las palpitaciones y taquicardia, vinculadas al significado que tienen por tu historia vital, pueden llevarte a pensar que te va a dar un apechusque o algo peor.

Es normal haber adquirido miedo a unas sensaciones que son muy desagradables, pero no son peligrosas.

Así pues, la ansiedad o el pánico no provocan ataques cardíacos, aunque asusten más que un whatsapp de tu ex.

Esto sucede cuando en vez de describirlas con “naturalidad” las cargamos de juicio: “esto es terrible y me voy a morir”.

“Voy a perder el control”

El miedo a perder el control es muy habitual durante una crisis de angustia o un ataque de pánico.

Sin embargo, esta sensación de pérdida de control no se corresponde con la realidad, de hecho, cuando experimentas mucha ansiedad sueles desplegar un conjunto variopinto de conductas de control y escape, lo cual no es precisamente falta de control.

No te preocupes que no se te va a ir la pelota.

Aunque haya ocasiones en las que experimentes desrealización o despersonalización, ni vas a perder el control ni te vas a volver loco, sigues teniendo a mano todas tus capacidades psicológicas (aunque la ansiedad las secuestre un muchito).

“Me voy a desmayar”

¿Te suena esta escena?

Tienes que ir sola a un centro comercial, pero no vas sola por si salta la ansiedad o sufres ataques de ansiedad, te desmayas, te descalabras y no hay nadie para socorrerte y finalmente te rescatan los bomberos (y no te has puesto muda limpia).

O vas pero acompañada y con el bolso lleno de alprazolanes, botellines de agua y has analizado los planos y todas las salidas de emergencia.

Un desmayo se produce por una caída general vasovagal y la ansiedad hace todo lo contrario, te hiper activa que da gusto.

“Me ahogo”

Repite conmigo, es absolutamente imposible ahogarse en un ataque de ansiedad.

A un total de nadie se le ha escacharrado la respiración durante ese episodio.

Pero claro, la hiperventilación es desagradable y se intenta compensar y es como si no supieras respirar (¿se te ha olvidado después de 30 años?) y te dices algo así como: “¡¡¡ME VOY A AHOGAR!!! (y no llevo la muda limpia)”, lo que provoca más hiperventilación (lógicamente).

Pero… tienes la capacidad de recuperar poquito a poco el control de tu respiración (aún estando en mitad de ataques de ansiedad).

Un total de nadie en la historia de la humanidad ha dejado de respirar por la ansiedad.

“Me voy a volver loco”

Una interpretación irreal, catastrófica y llena de juicios sobre todas las sensaciones que estás experimentando van a escalar tu respuesta de ansiedad hasta unos niveles en los que pensarás que vas a volverte locatis.

Eso no funciona así y no te puedes volver loco por mucha ansiedad que experimentes, pues las personas no funcionamos así, ni siquiera en los ataques de ansiedad.

No es como si fueras en un avión, te acercas a la cabina, la abres, te asomas y no hay ni dios ahí pilotando.

Sigues pudiendo recuperar el control de ti misma y redirigir tu atención de manera flexible al momento presente.

“Voy a experimentar una ansiedad sin fin, jamás pasará y no podré soportarla”

Imagina una gran playa de arena blanca. En su orilla, constantemente están rompiendo olas de todos los tamaños. Algunas de ellas son pequeñas, y dan ganas de bañarse para jugar con ellas. Otras, por el contrario, son muy grandes y de aspecto amenazante. Sin embargo, cuando llegan a la orilla, todas ellas acaban por desaparecer sin provocar daño.

Ahora imagina que alguien decidiera luchar contra las olas. No tendría mucho sentido, ¿verdad? Al fin y al cabo, el agua no puede causar ningún daño a la playa. Lo único que conseguiría esa persona sería cansarse y sentirse frustrada.

Pues bien, en esta metáfora la playa es una representación de ti mismo. Al igual que ella, puedes resistir prácticamente cualquier cosa que te ocurra. Las olas, que representan a tus pensamientos y emociones, no pueden hacerte daño.

Es cierto que algunas de las olas que rompan en la playa darán mucho miedo. Puede que te hagan sentir mal momentáneamente. Incluso, puede parecer que nunca van a irse. Sin embargo, al final, todas ellas acabarán disolviéndose en la arena.

– Kelly Wilson y Carmen Luciano –

FUUUUUUSIÓN

La ansiedad es una respuesta emocional compleja que es idiosincrática para cada persona y que está impregnada de toda tu historia de aprendizaje.

Factores como la vulnerabilidad biológica general (genética), vulnerabilidad psicológica general (tu historia de aprendizaje o mochila emocional) y la vulnerabilidad psicológica específica (las cosis que te están pasando ahora) hacen que tenga que ser atendida de manera individual, en el caso de que esté limitando tu vida.

Normalmente nos pegamos y enganchamos a todos los pensamientos que incluye la ansiedad, reaccionando a su literal significado, por lo que la ansiedad se hace más abrumadora pudiendo llegar a los ataques de ansiedad (esto es la fusión cognitiva), por eso es tan importante aprender a de-fusionarnos del contenido de nuestra cabecita y tomar distancia psicológica para observar sin juicio.

 

Si necesitas un refugio en la tormenta, puedes comprar mi libro «Un viaje hacia el amor (propio)» que te ayudará para que dejes de pelearte contra tus emociones y a manejar los ataques de ansiedad.

Soy David, Psicólogo Sanitario y CEO de David Gómez | Clínica de Psicología Avanzada. Mi equipo y yo somos especialistas en regulación emocional, autoestima, sexualidad, trastornos de la conducta alimentaria, relaciones afectivas y psicología deportiva. Mediante las Terapias Contextuales y de 3ª Generación ofrecemos la mejor terapia psicológica para que puedas sentirte en un lugar seguro, aprender a regular tus emociones y lograr tu bienestar psicológico con la máxima eficiencia. Puedes encontrarme en Instagram y pedir tu cita mediante Whatsapp al 675556971.